MAYO
2024. INICIO. MUCHOS AÑOS ATRÁS: Caridad Araujo es una joven mujer
enamorada de Vicente Beltrán, con el cual ha hecho planes de casarse
y del cual se siente orgullosa por ser guapo, despreciando el amor de
Hernán Sandoval, un vecino del barrio que la ama desde que son niños
y que se esmera para culminar la carrera de arquitectura. Sin embargo
cuando Vicente se entera del embarazo de Caridad, decide darle la
espalda y se va de la ciudad, abandonándola. Esto lo reprueba doña
Clemencia, madre de la mujer, a la que tacha de ser una cualquiera
que ahora tiene que vivir manchada, entre el pecado y la deshonra. La
protagonista sufre, desahogando su frustración con su vecina, La
Morena, una cantinera la cual le aconseja que se olvide de los
hombres guapos y corresponda a Hernán, el cual es bruto y aceptará
darle su apellido al hijo que espera. Caridad se niega rotundamente,
pues el hombre no es ni guapo ni rico y ahora ella ha decidido salir
del mundo al que pertenece y no terminar siendo una costurera, como
Clemencia, que le ha negado la oportunidad de asistir a la
universidad, por no tener dinero. Y es justo por los reproches de su
madre que Caridad jura que tendrá mucho dinero, y se lo hace saber a
Hernán, al que rechaza. Este sin embargo le consigue un trabajo como
recepcionista en la empresa de los Villavicencio, una familia
acaudalada y de prestigio, por medio de la cual la arriesgada Caridad
desea llegar muy lejos. Se vale de su belleza y falsa inocencia para
enamorar a Ignacio, hijo consentido de doña Beatriz, la cual tiene
en un pedestal a su nuera Teresa Lebrija, esposa del hombre, que se
resiste a los encantos de Caridad, mas esta se jura a sí misma que
lo atrapará y hará que se case con ella, para así darle un padre a
Rebeca y tener todo lo que soñó en la vida. Estas intenciones las
descubre doña Clemencia, quien no hace más que burlarse de su hija,
a la que asegura estar manchada y podrida, razón por la que ningún
hombre decente y soltero pondrá los ojos en ella.
Ignacio
es infeliz con Teresa, quien aunque es de su alcurnia y suele ser
complaciente con la familia, no lo es con él, pues no lo acepta en
la intimidad y le ha limitado el sueño de convertirse en padre,
situación que los lleva a tener constantes peleas que él, ganándose
la confianza de Caridad, comienza a desahogar con esta, que se vale
de ello para hacerse la mártir y llorar, contándole del engaño de
Vicente. Se vuelven tan cercanos, que la protagonista pronto es
ascendida como secretaria del hombre, lo que levanta sospechas en
Esteban, hermano del hombre, quien advierte a Teresa que su marido la
está engañando con la secretaria. Furiosa, la mujer acude a
enfrentar a su rival, a la que abofetea y humilla en la empresa, ante
todos sus compañeros. Ignacio la defiende y discute en privado con
la esposa, mientras que Caridad es objeto de burlas de algunos de sus
compañeros, que saben cuales son sus intenciones. Ella loes enfrenta
y les jura que llegará lejos y dejará de ser lo que siempre serán
ellos: Unos peleles. Luego es visitada en casa por Ignacio, quien le
pide que no regrese más a la empresa y la besa, proponiéndole que
escapen juntos, pues está decidido a abandonar a Teresa, quien
alerta a Beatriz de lo que sucede y la suegra entonces busca a
Clemencia, quien hace años fuera costurera de su familia. Le cuenta
lo que sucede y le ofrece mucho dinero a cambio de que se vaya lejos
con su hija. La dura Clemencia estalla contra Caridad, a la que en
medio de una fuerte tormenta echa de su casa, con todo y la bastarda
que dio a luz, desconociéndolas como su familia. Caridad se refugia
en La Morena, quien busca a Ignacio y le cuenta lo que ha pasado.
Este pone a su ahora amante un departamento, en el que viven su amor
y de lo cual Esteban está al tanto, pasando así tres años, en los
que los amantes viven su amor en secreto, lo que lleva a Caridad a
exigir a Ignacio que se divorcie de Teresa, pues no quiere ser su
amante por siempre. Desahoga con La Morena el sentirse engañada y la
amiga le aconseja que se embarace del hombre, pues el sueño de este
es convertirse en padre y un hijo lo atará a ella de por vida. La
protagonista lleva a cabo un plan y justo el día del aniversario de
bodas de Esteban y Paulina, ella y logra embarazarse de él. Cuando
le da la noticia, el hombre se maravilla y esta vez pide solicita el
divorcio ante un juez, por lo que su madre, Beatriz, lo reprende
gravemente, asegurando que en su familia jamás habrá un divorcio.
Exige Teresa que se embarace y cuando esta intenta seducir al marido
él le asegura que es demasiado tarde y ya no quiere estar con ella,
que se desahoga con Esteban, al que exige que haga algo, pues su
hermano sabe su secreto: Que han sido amantes durante los últimos
tres años. Este, dispuesto a no perder su prestigio ni el de su
familia, exige a Ignacio que termine su relación con Caridad pero al
saber que no sucederá y al enterarse de que se escapará con la
mujer, decide actuar y contrata a unos criminales para que finjan
asaltarlo y lo envíen al hospital, pues eso le dará tiempo de
ahuyentar a la arribista, sin embargo los malhechores cometen un
error y uno de ellos apuñala a Ignacio, el cual pierde la vida. Al
saber esto, Caridad acude a los funerales, donde Beatriz la humilla y
la culpa de la muerte de su hijo y la manda a echar del departamento,
exponiéndola ante los vecinos y colonos y empujándola sobre el
lodo, asegurándole que es allí a donde pertenece. Caridad vuelve
derrotada ante Clemencia, a la que suplica piedad. La madre la recibe
en casa bajo la condición de que se encargue de todos los
quehaceres. Pero al paso de unas semanas Caridad descubre que está
encinta y sufre, pues lo que menos desea es tener otra hija bastarda.
Cuando su madre se da cuenta de su estado, la jala de los cabellos,
la abofetea y la maltrata, acusándola de ser una ramera de
porquería. Intenta hacerle beber un menjurje con el fin de hacerla
abortar, pero Caridad se niega pues La Morena le hace ver que el hijo
que espera es su billete de lotería, ya que será el primer nieto de
Beatriz Villavicencio, quien al enterarse de esto, acude a amenazar a
la protagonista, a la que jura que, si se atreve a decir que el
bastardo que tendrá es hijo de Ignacio, no dudará en hacerle pagar
por la muerte del difunto, desapareciendo tanto a ella como al
bastardo que ahora espera. Le da un susto, mandando a incendiar la
casa de Clemencia, quien es socorrida por Hernán, quien detiene el
fuego y al que cuenta la buena nueva de su hija. Este, noble, hace
saber a Caridad que ha comenzado a trabajar en un despacho de
arquitectos y que tiene un gran futuro, pues están haciendo mucho
dinero. Le propone matrimonio y dar su apellido a sus hijos, para que
nadie los mal mire ni rechace. Ella, al ver que el hombre posee un
buen auto, decide aceptar, por lo que se casan de inmediato y él se
muda a vivir a casa de Clemencia, quien lo trata como rey, haciendo
ver a Caridad lo inútil que es como esposa, haciéndola sentir mal
en toda ocasión posible, recordándole sus pecados.
ÉPOCA
ACTUAL: Caridad es una mujer frustrada que trabaja como costurera
para ayudar con los gastos de la casa a Hernán, al que
constantemente reprocha el ser un conformista que la engañó, pues
nunca pasó de ser un pelele sin aspiraciones, que se conformó con
ayudar a los que sí quisieron llegar lejos y ahora vive de pequeños
trabajos.
Sus reproches causan inconformidad en sus hijas, Rebeca y
Lucía, quienes tienen gran estima por su padre, pero son apoyados
por su único hijo, al que la madre adora con todo su corazón, lo
mismo que la abuela Clemencia, quien debido a la edad no puede coser
más, pero no pierde ocasión para insultar a su hija, a la que
asegura que tanto Lucía como Rebeca resultarán ser unas
cualquieras, igual que ella. Lo cierto es que la mayor es ambiciosa y
mantiene una relación secreta con Lino Valladolid, el prometido de
su amiga Mónica Garay, una millonaria que le ha abierto las puertas
de su casa a pesar de las sospechas de su padre, Gustavo, pues la
hermana menor de este, Sara, le asegura que Rebeca no es más que una
trepadora que se está valiendo de Mónica para cumplir sus
objetivos. Y no se equivoca, pues la muchacha le ha propuesto a Lino
que cancele su compromiso con la amiga y se case con ella.
Los
Villavicencio celebran el aniversario luctuoso de Ignacio y Beatriz
lamenta que, tras la muerte del hombre, Teresa haya desaparecido, sin
dejar rastro. Culpa de todo a Caridad y asegura a su nuera, Paulina,
tener la satisfacción de saber que le ha ido mal en la vida, a lo
que ella ha contribuido, pues le ha cerrado todas las puertas
posibles a Hernán, con el fin de que su gran enemiga nunca pueda
tener la vida que soñó que tendría con su hijo.
Hernán
desahoga con La Morena los maltratos y humillaciones de Caridad, a la
que quiere a pesar de todo. La amiga le recuerda que la mujer lo
aceptó como marido porque él le prometió que llegaría muy lejos y
le daría la vida de lujos con que siempre soñó, pero no se lo ha
cumplido. Luego hablan del hijo de la vecina, Edwin, un chico
irresponsable que ayuda a su madre en el bar que trabajan juntos, de
donde él siempre roba dinero para divertirse con sus amigos y de lo
cual se ha dado cuenta Xiomara, colaboradora de la mujer, que asegura
que su hijo es bueno a pesar de todo y sabe que a Caridad no le
parece que sea el mejor amigo de Diego, a quien el otro invita a una
fiesta en la que habrá gente de mucho dinero y en la que puede
conocer a la mujer de su vida. Sin embargo Diego, que estudia
medicina, no puede, ya que tiene guardia en el hospital donde presta
servicio.
Caridad
tiene todas sus esperanzas puestas en Diego, a diferencia de sus
hijas, y es la menor, Lucía, quien siente su rechazo y el de su
abuela, desahogando sus frustraciones con su gran amigo, Chucho
Llausás, un gay enamorado de Diego, a quien este rechaza al grado de
pedir a su madre que niegue a la hermana el llevarlo a la casa. Lo
apoya Clemencia, la cual asegura que, al ser un desviado, Chucho es
una mala influencia para su nieta, que al igual que Rebeca defiende
al amigo y pide a Hernán que haga algo, pero este, débil, apoya a
Caridad con tal de no darle otro motivo para odiarlo y despreciarlo.
Intenta hacerle el amor y la mujer lo rechaza, recordándole que toda
muestra de cariño y toda contemplación, se terminaron el día que
ella descubrió que él simplemente la engañó, pues nunca dejó ni
dejará de ser un "don nadie."
Flavio,
hijo de Esteban y Paulina, ha vuelto del extranjero con el fin de
empezar a trabajar en la empresa de su familia y culminar sus
estudios. Es recibido por sus padres así como por su abuela Beatriz,
la cual le recuerda que un día él ocupará el puesto de su padre.
El chico es recibido también por su hermana menor, Andrea, una chica
enfermiza que ha truncado sus estudios por sus malestares y a quien
su madre y abuela han sobre protegido en exceso. Y es justo en una de
las visitas al hospital que la chica conoce a Diego, de quien se
enamora desde el primer momento. Él le cuenta a Caridad sobre esta
joven y bella millonaria y la madre lo alienta para que la enamore y
cumpla sus sueños de llegar a la cima, volviéndose un doctor
respetable y de renombre.
Lucía
desahoga con su amiga Ángela la pena por el rechazo de Caridad hacia
Mario, al que considera poca cosa. La amiga, que siempre ha estado
enamorada del chico, alienta a su amiga para que resista y luego
desahoga con su madre, Irma, el gran amor que siente por el muchacho,
el cual nunca ha tenido ni tendrá ojos para ella. Ambas se abrazan y
cuidan de Ramón, un padre y esposo amoroso que está muy enfermo y
que siempre está falto de medicinas, mismas que los vecinos a veces
ayudan a comprar pues la venta de tamales de las mujeres no es
suficiente, como tampoco el trabajo de Ángela al lado de Bonifacio
Reyes, un usurero al que Caridad acude cada que necesita dinero que
no tiene, para dar a sus hijos educación. Se queja con él de la
mala vida que ha llevado al lado de Hernán y como hace años
acarició la gloria de la riqueza, misma que el destino le arrebató
de las manos. El hombre le asegura que aun puede tener mucho dinero y
darse los lujos que ha soñado, si le entrega como esposa a la mayor
de sus hijas. Asombrada, Caridad sale de inmediato y le cuenta a
Clemencia la proposición del hombre. La madre le asegura que casar a
Rebeca con un hombre que la meta en cintura sería lo más
inteligente que podrían hacer, pues la chica se encuentra en malos
pasos, lo mismo que Lucía, quien se ha enredado con Mario Castro, un
vecino que la ama y la quiere, pero no tiene dinero, como Caridad
espera que tengan los pretendientes de sus hijas. Por ello reprende a
la muchacha, a quien le ordena que termine con esa relación. La
chica se refugia en Hernán, al que pide permiso de tener como novio
a Mario. El hombre se lo otorga y por ello tiene en privado un
enfrentamiento con la esposa, que le recuerda que él no es el padre
de sus hijas, por lo que no tiene derecho a tomar decisiones sobre
sus vidas. Él esta vez se impone y asegura que lo tiene, pues ha
mostrado por Rebeca y Lucía más amor y comprensión que ella, que
solo les muestra su desprecio por ser productos de sus errores de
juventud. Caridad lo abofetea y luego llora, llena de amargura. Luego
Hernán se desahoga con Clemencia, quien le tiene estima por el
sacrificio que ha hecho y le asegura que, si no tiene mano dura con
las muchachas, estas tomarán el mismo camino que su madre tomara en
el pasado, revelándole que Rebeca tiene amoríos con el prometido de
su mejor amiga. Hernán lo comprueba cuando en la calle descubre a su
hija mayor besándose con Lino. La reprende, le reprocha el
traicionar así la amistad de Mónica. La chica asegura que el
muchacho solo es su amigo y cuando Hernán le cuenta a Caridad lo que
vio, esta habla con la hija, asegurándole que ese muchacho nunca
será para ella, enmudeciendo cuando la muchacha le dice que
pareciera hablar como si ella hubiera vivido esa historia. Entonces
Caridad decide seguir el consejo de Clemencia y acude a Bonifacio, al
que promete casarlo con Rebeca, mas le pide algo en garantía. Él le
muestra tener en sus manos las escrituras de una casa que puede ser
de ella, luego de que se efectúe el matrimonio.
Entonces la mujer le
da la mano, pactando un acuerdo, y en una cena familiar el usurero se
presenta con un ramo de flores. Toda la familia queda perpleja cuando
Caridad les anuncia que Bonifacio es el futuro esposo de Rebeca, y
que ha ido a pedir la mano de esta. La muchacha, perpleja, se niega a
aceptar tal unión pero la madre ya ha decidido por ella y asegura a
todos que no habrá marcha atrás. Rebeca sale de casa y se desahoga
con La Morena, quien al saber lo que ha decidido su vieja vecina,
aconseja a la chica que tome sus cosas y se marche lejos de la
ambición de su madre, dejando entre ver que esta estuvo ligada a
hombres con dinero. La apoya Xiomara, quien además ha descubierto
que Edwin tomó una gran cantidad de dinero de la cantina y cuando lo
echa de cabeza ante la madre, esta finge no haber escuchado, mas
luego encara al vástago y le deja claro que no permitirá que le
siga robando. Este habla con Diego, quien le cuenta lo que ha
ocurrido en su casa, perplejo, pues nunca imaginó que su madre fuera
capaz de obligar a Rebeca a casarse con un viejo como Bonifacio. El
amigo cuenta esto a Mario y el padre de este, Jorge, quien pide a su
hijo que se olvide de Lucía, pues no quiere conflictos con Caridad.
El muchacho sin embargo está enamorado y decidido a defender su
amor, pero pronto la madre de su novia aparece ante él para exigirle
que se aleje de su hija, pues es un muerto de hambre sin nada qué
ofrecerle. Interviene Jorge, quien le asegura que su hija tampoco es
el mejor partido, pues él, como mucha gente en el barrio, sabe el
pasado de la madre y cuales son los verdaderos orígenes de sus
hijas. Caridad intenta abofetear al hombre, quien le sujeta la mano y
le asegura que, si se atreve a interferir en la felicidad de su hijo,
entonces él les dirá a Rebeca y Lucía en donde pueden encontrar a
sus verdaderos padres, pues sabe muy bien tanto el paradero de
Ignacio como el de Vicente. Esto estremece a Caridad, quien al volver
a casa llora, llena de rabia y frustración. Detrás de ella aparece
doña Clemencia, quien le pregunta si los fantasmas del ayer y sus
pecados no la dejan tranquila.
Rebeca
llama a Lino y le pide que huyan, mas este le cuelga el teléfono
pues se encuentra con Mónica y la familia de esta. La muchacha
vuelve a casa, enfrenta a su madre, a la que insulta y pregunta
cuanto le cobró Bonifacio para vendérsela, revelando no dudar que
ella así lo haya hecho en el pasado. la madre la abofetea y le
asegura que se casará aunque no lo quiera. Luego discute con Hernán,
al que exige que no se entrometa, a pesar de que Rebeca suplica al
hombre que la ayude. Al saber que este no puede hacer nada, se
desahoga con Lucía, a la que aconseja que huya con Mario antes de
que su madre la aleje de él. Luego de esto le cuenta a Mónica lo
que su madre planea hacer y la amiga le ofrece su casa, para que se
quede el tiempo que sea necesario. La sufrida Rebeca acepta y aunque
intenta irse de su casa a escondidas, es sorprendida por Clemencia,
quien le asegura ser igual a su madre y le augura terminar igual. La
chica asegura que si Caridad no es feliz al lado de Hernán es porque
nunca ha sabido valorar a un hombre bueno. Queda perpleja cuando la
abuela le revela que los demonios por un pasado de pecado y vergüenza
son en realidad el tormento de su madre.
Andrea
sueña con Diego y por ello acude al hospital, con el único fin de
verlo y poder hablar con él, que cuenta a Edwin lo que sucede y el
amigo le aconseja que enamore a la muchacha, pues casándose con
alguien así podrá dejar atrás su vida de pobreza.
Por eso el joven
médico se presenta en la mansión Villavicencio, donde Beatriz y
Paulina lo atienden con agradecimiento, pues este ha aceptado atender
a la enferma justo allí, evitando que visite constantemente el
hospital. Si embargo, al verlo, Esteban lo mira con sospecha y
asegura a su esposa que el rostro del chico se le hace familiar.
Caridad
revela a Clemencia la verdad sobre el compromiso entre Rebeca y
Bonifacio y la fría y cruel anciana se ríe de su hija, pues su
ambición no tiene límites. Le hace ver que Rebeca tiene carácter y
jamás aceptará al hombre, por lo que Caridad, aferrada a la casa
que ya visualiza como suya, asegura que si no es Rebeca, será Lucía,
pero dará al agiotista lo que le ha pedido. Acude a este para
hacerle tal propuesta, pero Bonifacio solo desea hacer suya a la
mayor de las hijas.
Edwin
cobra venganza y tiende una trampa a Xiomara, a la que La Morena
descubre con mucho dinero que se le perdió. La abofetea y la acusa
de haber calumniado a su hijo cuando la ratera ha sido ella, que
asegura que todo se trata de una confusión. El hijo apoya a la madre
cuando la corre y una vez que la colaboradora está en la calle, se
burla de ella, que lo abofetea y le asegura que el día que a La
Morena se le caiga la venda de los ojos, él lo pagará muy caro.
Mónica
insiste a su padre para que Rebeca viva con ellos, pero Sara se
opone, ya que considera que la amiga de su sobrina puede
independizarse por sí sola. Luego tiene una plática con esta, a la
que hace preguntas sobre su familia. La muchacha intenta mentir, pero
no puede, pues la tía de su amiga es perspicaz y sabe que se
avergüenza de los suyos. Le pregunta el verdadero nombre de su madre
y luego habla de esto con Paulina, quien al escuchar el nombre de
Caridad, asegura a Sara que esa familia está llena de hijas
bastardas y arribistas. Al saber esto, Gustavo considera que quizás
sí deban ayudar a Rebeca y por ello le ofrece trabajo en su empresa,
donde la muchacha conoce a Rodrigo Ibáñez, a quien el empresario
pide que se encargue de enseñar todo cuanto pueda a la nueva, que
presiona a Lino para que deje a Mónica pero este la desilusiona al
decirle que no puede y que ese fin de semana pedirá su mano,
obligado por su familia. Rebeca enfurece y cree que la fortuna se
escapa de sus manos. Se visualiza casada con Bonifacio y maldice su
suerte. Pide ayuda a Hernán, pues quiere irse de casa. Él no tiene
dinero, así que habla con Caridad, quien asegura a la hija que, haga
lo que haga, tendrá que casarse con el hombre que ella le ha elegido
y por ello se las ingenia para sorprenderla con Lino, al que pide que
la olvide, pues está comprometida.
Chucho
y Ángela aconsejan a Lucía para que no desista y continúe su
relación con Mario, la cual no es aceptada por Jorge, el cual pide
a la chica que no meta en problemas a su hijo, pues todos en el
barrio saben como se las gasta Caridad, misma a quien Sara acude para
que confeccione el vestido de novia de Mónica, con el fin de
molestar a Rebeca, quien intenta hacer ver a su amiga que Lino no es
el hombre que le conviene. Luego Rebeca sorprende a Lucía besándose con Mario y aconseja a la
hermana que se olvide de ese pobretón y se busque un hombre con
dinero, de lo contrario nunca saldrá de la miseria en la que viven.
Discuten por pensar diferente, las sorprende Caridad y apoya a la
hija mayor, quien jura que un día se convertirá en una dama de
sociedad.
JUNIO 2024. La
salud de Ramón agrava y esto llena de desesperación a Irma, la cual
acude a Bonifacio para que le preste dinero, ya que Diego ha revisado
a su marido y este necesita ir a un hospital. El usurero le exige las
escrituras de una casa, mas la mujer no las tiene, ya que paga renta
al mismo hombre, que lamenta no poder ayudarla. Entonces Diego pide a
los vecinos que cooperen y cuando Hernán está por hacerlo, Caridad
se opone y le quita el dinero al marido, ya que dice necesitarlo.
Esto asombra a Diego, quien pide a su madre que muestre misericordia
por los vecinos. Ella entonces accede pero solo le da unos pesos,
convencida de que Irma y Ramón son unos mantenidos.
Sara
se las ingenia para hacer que Gustavo ejerza presión en Mónica y
esta invite a los padres de Rebeca a la petición de su mano. A la
chica no le queda más remedio y busca a Caridad, para pedirle que
asista a tal evento. La mujer le oculta esto a Rebeca, pero Lucía ha
sido testigo y se lo cuenta a la hermana, quien pide a Hernán que
haga lo imposible para que no asistan a dicha ceremonia. Él pregunta
a la hija si siente vergüenza de su familia y el silencio de esta le
da la respuesta. Pide entonces a Caridad que no asistan pero esta no
piensa perderse una fiesta entre gente de la alta sociedad a la que
siempre quiso pertenecer. Compra tela cara y se confecciona un
vestido que asombra a todos, pues en verdad parece una mujer
refinada. Acude a la fiesta de compromiso junto con Hernán y Rebeca,
sorprendiéndose cuando Sara la presenta como la costurera que
confeccionará el vestido de novia de su hija y da la bienvenida a
los Villavicencio, que no hacen más que mirar con desprecio a las
que creen unas arribistas, para luego hacer comentarios mal
intencionados, al grado de que Beatriz pregunta a Hernán si él es
en realidad el padre de Rebeca o es uno más en la lista de amantes
de Caridad, quien llena de rabia toma la mano del marido y sale del
lugar, furiosa. Maldice a Beatriz y jura que un día tendrá mucho
dinero y le demostrará que es igual a ella y todas las damas de
sociedad que la han burlado, mientras que, por su parte, Rebeca tiene
una discusión con Lino, al que besa, siendo vista por Flavio, el
cual habla con el muchacho y le cuenta quién es la madre de la chica
con la que engaña a Mónica. A esta reunión también ha acudido
Rodrigo, quien al ver que Rebeca está nerviosa se ofrece a llevarla
a casa. Ella se desahoga con él y le cuenta haber crecido con el
desprecio de su madre, sin dinero ni oportunidades como las de
Mónica, a la que conoció gracias a que Hernán trabajó duro para
pagarle una universidad privada. En un arrebato, Rodrigo se atreve a
besarla y ella le corresponde. Son vistos por Lino, quien arma un
escándalo e intenta bajar a Rebeca del auto del otro, que lo
enfrenta y le recuerda que está comprometido. Lleva entonces a la
chica hasta su casa y allí ella enfrenta a sus padres, exigiéndoles
que les diga qué significaron las insinuaciones de Beatriz y como es
que Caridad conoce a los Villavicencio. Esta última, fría,
tranquila, solo se limita a observar a la hija y cuando los reproches
terminan, simplemente la abofetea y le hace saber que no tiene por
qué darle explicaciones y le exige que se prepare para casarse con
Bonifacio y se olvide de Lino, si no quiere que ella misma sea la que
le cuente a Mónica de su traición e intenciones de quitarle al
novio.
Andrea
le revela a Flavio estar enamorada de Diego, a quien el hermano de la
enferma pide que corresponda al amor de esta, pues quizás él pueda
ser su único amor. El médico se atreve a besar a la muchacha, quien
le confiesa su amor, iniciando así una relación que celebra Edwin,
pues cree que su amigo llegará lejos. Esta felicidad es tal que
comete una indiscreción ante La Morena, revelándole lo que pasa, y
esta se lo cuenta a Hernán, el cual intenta hablar con su hijo pero
este lo rechaza y lo trata como basura. Los ha escuchado Clemencia,
quien pide al yerno que se ponga los pantalones y haga valer su
autoridad. Este sin embargo no quiere tener problemas con Caridad y
se desahoga con La Morena, la cual le da el mismo consejo que la
suegra y no obtiene respuesta cuando le pregunta por qué su esposa
ama tanto a su hijo varón y desprecia a sus hijas, si estas fueron
productos del gran amor que sintió por los hombres de su pasado. Se
sorprende cuando Hernán le dice que el amor que Caridad siente por
Diego no sería igual si el muchacho fuera hijo de él.
Beatriz
entera a los Garay del pasado de Caridad y Mónica se resiste a
creerlo. Considera que debe decirle la verdad a Rebeca, pues esta
merece saber que no es hija de Hernán y que quizás tiene un padre
millonario. La busca en el trabajo y al no encontrarla habla con
Rodrigo, quien le pide que no diga una sola palabra de lo que sabe
pues puede hacer mucho daño no solo a la amiga, sino a sus
familiares. Mónica entonces calla y habla con la tía Sara, quien le
suplica que se aleje de la amiga antes de que esta le haga daño. La
chic ano comprende como su tía puede tenerle tanta mala fe a Rebeca,
sorprendiéndose cuando la mujer le dice estar convencida de que su
amiga está enamorada de Lino.
Caridad
amenaza de gravedad a Mario y le exige que se aleje de Lucía.
Él se atreve a preguntarle si teme a que sus hijas se enteren de la
verdad de su pasado oscuro y le asegura saber que Mario no es padre
de ninguno de sus hijos, así que no tiene ni la moral ni la decencia
para exigir o criticar nada. Asombrada, la mujer acude en busca de
Jorge
para reprocharle el hablar a sus espaldas. Este
le recuerda que todos en el barrio conocen su historia y le deja
claro que, si insiste en meterse con su hijo, él les contará la
verdad a los hijos de ella, para que sepan la clase de porquería que
tienen por madre. Esto enfurece a la mujer, que exige a Hernán
que haga algo. El marido habla con Jorge,
al que dice estar de acuerdo en que Lucía
sea novia de Mario y no reprocha nada pues el vecino le hace ver que
está dominado por la voluntad de su mujer. Hernán
se confiesa y asegura que hace años que dejó de amar a Caridad,
pero no se atreve a dejarla porque eso significaría perder el amor
de sus hijas, a las que debe proteger de ella.
Mario
pide a Lucía que se casen, pero ella cree que son demasiado jóvenes
para hacerlo. El chico le asegura que si no lo hacen ahora, sus
padres siempre se opondrán a su amor. Ella busca consejo en Ángela,
la cual sufre la pena de la muerte de su padre, lo que la llena de
dolor al igual que Irma, que no tiene dinero para los servicios
funerarios. Esta vez es la hija quien acude a Bonifacio para que le
preste dinero, misma que ella le pagará con trabajo, pero el
asqueroso hombre se vale de su poder para abusar de ella,
deshonrándola.
Luego de esto le da el dinero para los servicios y le
asegura que le cobrará intereses, mismos que ella ya sabe cómo le
puede pagar. En medio de todo su sufrimiento, Ángela logra velar y
enterrar a Ramón, refugiándose en sus amigos y sobre todo en Mario,
al que dice sentirse completamente devastada.
Chucho
se acerca a Diego
y ante el rechazo de este le pregunta qué es lo que le pasa. El
médico le dice no querer tener nada que ver con homosexuales y menos
con él, que lo mira como quisiera devorarlo. Chucho
se sincera y acepta que el futuro doctor le gusta, mas le deja claro
saber que es heterosexual y no tener intenciones de nada con él. Aún
así Diego
lo desprecia y le pide que nunca más se pare por su casa, amenazando
con golpearlo. Luego se desahoga con Edwin, el cual le pide que se
relaje y lo entera de que el amigo de su hermana trabajará con él y
Rebeca en el bar, como mesero y dando show travesti al que acuden
Rebeca
y Lucía
a pesar de la negativa de su madre. Y es gracias a su caracterización
como mujer, que Chucho
se clava en los ojos de Edwin, el cual no puede dejar de admirarlo.
Esteban
no puede dejar de pensar en Rebeca,
pues la muchacha lo ha fascinado con su belleza, razón por la que
hace una visita a Gustavo,
con el único fin de verla y decirle que él no le guarda rencor,
dejándole entre ver que tiene interés en ella. Luego le envía unas
flores que la maravillan. Al darse cuenta de esto, Rodrigo
le aconseja que se olvide de Lino
y se de la oportunidad con alguien que sí la valore. Ella entonces
le cuenta a Lucía
que hay un nuevo hombre por el cual abandonará su pobreza y
privaciones. A la hermana le da miedo escucharla, pues cree que puede
terminar igual que Caridad.
Le cuenta esto a Hernán,
quien cree en verdad que su hija mayor nació con las mismas
ambiciones que su madre y teme a que se pueda equivocar de la misma
manera. Los ha escuchado Diego,
el cual pregunta a su madre por qué todos están en su contra. Ella
le asegura que nadie comprende los sacrificios que ha hecho, y a que
a pesar de eso todo está bien, pero pronto Clemencia
le dice a su nieto que la mujer cometió muchos errores en su pasado,
presa de su ambición y vanidad. Esta
exige a su madre que calle y al discutir las dos, Clemencia
revela al muchacho que tanto él como sus hermanas, cada uno es hijo
de padre distinto, pues la puritana
Caridad
Araujo
dio rienda suelta a sus bajas pasiones. Anonadado, el chico pregunta
a su madre si eso es verdad, ella lo niega, pero ante la repentina
presencia de Hernán,
el chico le exige que le diga si él es su padre. El hombre le dice
que sí y entonces Clemencia
se encierra en su habitación, donde la
hija irrumpe para
pedirle que le diga cuando dejará de atormentarla y porqué la odia
tanto, si ya ha pagado por sus errores. La dura madre le asegura que
no ha pagado lo suficiente y que la desprecia porque tenía
demasiadas esperanzas en ella, pero repitió su misma historia. Le
confiesa que su difunto padre no fue su progenitor, y que al igual
que sus vástagos, ella también es una bastarda que no ha hecho más
que recordarle su propia vergüenza. Caridad
está convencida de que su mamá miente, pero esta le asegura que no
es así y que su verdadero padre fue un mal hombre que solo se burló
de ella, pues la dejó sola luego de saber que esperaba una hija
suya.
Sara
y Gustavo tienen todo listo para la boda de Mónica, quien es dichosa
y pide a Rebeca que sea su dama de honor. Por su parte, esta comienza
a despreciar a Lino, seducida por Flavio, con quien el otro habla,
revelándole que no ama a su prometida, sino a la amiga de esta. El
amigo le aconseja que no cometa una estupidez y se case. Para
ayudarlo a abrir los ojos, se ve con Rebeca en un lugar privado,
donde la besa, apasionado, con el único fin de que Lino descubra que
la chica lo engaña, pues lo cita en tal lugar. Esto parte el corazón
del enamorado, quien, decepcionado, pide a la chica que no se acerque
ni a él ni a Mónica. Ella lo busca más tarde y le asegura que
nunca lo amó, sino que soñó con el dinero de su familia, pero
ahora es la enamorada de alguien mucho mejor que él, Flavio, quien
escucha a Beatriz y Esteban hablar de Caridad, a la que se refieren
como la que destruyó el hogar de Ignacio y lo llevó a la muerte.
Edwin
se acerca a Chucho y pronto lo sorprende por la espalda y rosa sus
partes intimas contra su trasero, para besarlo. El transvesti le
corresponde y terminan haciendo el amor, a punto de ser sorprendidos
por La Morena, quien luego pregunta al hijo cuando le va a presentar
a una muchacha. Este la entera de que no está interesado en las
chicas de su barrio, esperanzado a que Diego le presente muchachas de
alcurnia con las que se pueda relacionar. Habla con Rebeca, pues
ambos comparten ambiciones y, al verlos, Caridad acude a la madre del
chico para exigirle que prohíba a su hijo vago, hijo de una
cualquiera, que se acerque a los hijos de ella. La Morena
pacíficamente hace ver a la protagonista que ella es la única
responsable del destino de los suyos, pues por vanidad y ambición
quedó embarazada de hombres que nunca pudieron ser suyos. La pone
nerviosa al preguntarle si Diego es hijo de Hernán o también es un
volado. La asombra al decirle que ella, como cantinera, barista, ha
conocido a muchos hombres en su vida, pero no es más ramera que
ella.
Lucía
y Mario discuten debido a la oposición de Caridad y Jorge para que
se amen. La Morena les aconseja que huyan lejos, si en verdad quieren
estar juntos, o de lo contrario siempre serán víctimas del rencor y
malos entendidos de sus padres. Mario tiene toda la disposición de
escapar con su amada, pero la aterrada Lucía se niega pues no desea
abandonar a su padre, Hernán. El novio promete darle tiempo y la
besa, apasionado. Son vistos por Caridad, quien arma tremendo
escándalo y Mario la enfrenta, defendiendo el amor que siente hacia
su hija, la cuál asegura a la madre estar enamorada y dispuesta a
casarse con el chico. Caridad enfurece tanto que abofeteaa su hija y
la lleva de los cabellos a casa, mientras la chica le suplica que la
suelte. Intervienen Hernán, Diego y Rebeca, mismos que no pueden
lograr nada, hasta que Clemencia, quien asegura a su hija que si no
deja de manipular y maltratar a sus hijos, será ella quien les
revele la terrible verdad de su amargura y frustración. Caridad cree
que su madre no será capaz y entonces la anciana, delante de todos,
asegura que su hija no es la mujer intachable y trabajadora que todos
creen y hace saber a Rebeca que, si su madre la ha odiado tanto, es
porque le recuerda al hombre que la abandonó luego de embarazarla y
que, si desea casarla con el viejo Bonifacio, es por ambición, para
cumplir sus sueños de juventud frustrados. Tanto la chica como su
madre enmudecen ante tal revelación, y luego de que la dura
Clemencia se encierra en su habitación, para rezar, Caridad hace lo
mismo para evitar los reproches de sus hijos, envuelta en un mar de
llanto. Se repite a sí misma cuanto odia a su madre.
Hernán no tiene más remedio que confesar a Rebeca que él no
es su padre, pero que la ama como si lo fuera. Ella lo abraza
fuertemente y a ellos se une Lucía, mientras que, con los ojos
llenos de lágrimas y gran impotencia, Diego los observa y sale de
casa, para desahogarse en el bar de La Morena, a quien pregunta si
ella sabía la verdad. La mujer le asegura que en el barrio todos los
viejos vecinos conocen los secretos de Caridad, quien ahora se da
golpes de pecho, pero en el pasado le dio vuelo a sus bajas pasiones,
cegada por su vanidad y ambición.
Ángela
es presa de los abusos de Bonifacio, quien le recuerda que ella y su
madre le deben mucho dinero, valiéndose de esto para hacerla suya
con el pretexto de congelar los intereses. La muchacha sufre en
silencio y luego se desahoga con Chucho, quien la nota rara desde
hace tiempo y sospecha que algo le sucede. La muchacha miente y
asegura que todo es por el amor que siente hacia Mario, el cual nunca
le corresponderá.
Sara
se asombra cuando escucha a Rebeca hablar con Mónica de la verdad
que ahora sabe sobre sus orígenes, asegurando que en realidad es
hija de un hombre rico y que no descansará hasta encontrarlo. La tía
Sara comparte esto con Paulina, la cual sospecha que Rebeca es la
hija de Ignacio y alerta a Beatriz de lo que la chica ahora sabe. La
matriarca de los Villavicencio está convencida de que la muchacha
querrá reclamar parte de la herencia de su padre y ríe, pues
finalmente nunca fue reconocida. Se asombran cuando en una cena
familiar Flavio se presenta con la muchacha, a quien Beatriz trata
con dureza, haciéndola sentir menos. Luego exige a su nieto que
nunca más la lleve a su casa y termine con ella de inmediato. Él
exige que le diga por qué mas la abuela amenaza con desheredarlo y
echarlo de la empresa si no se acata a sus ordenes. El chico entonces
pide a Esteban y Paulina una explicación. Es ella quien le revela
que Rebeca es hija bastarda de su tío Ignacio, por lo que es su
prima.
Clemencia
advierte a Diego que, de seguir al lado de Caridad, al terminar sus
estudios jamás se librará de ella, pues tiene las esperanzas
puestas en él para salir de su pobreza y nunca le permitirá ser
feliz con quien desea. Le asegura que su madre es perversa pues a
demás de querer vender a Rebeca con Bonifacio también ha destruido
las vidas de muchas personas. El joven médico pide a la abuela que
le diga si él es hijo de Hernán y sufre cuando la anciana le dice
que sí, para luego recriminarle el despreciarlo, puesto que es un
hombre bueno al que su madre siempre le ha reprochado sus carencias,
pero que con esfuerzo a todos les ha dado estudio y sustento,
abandonándose a si mismo con tal de verlo a él y sus hermanas
realizándose. El muchacho llora, pues siente un enorme desprecio
hacia su padre, por considerarlo débil y conformista. La abuela le
hace ver que, si pone de su parte, si se acerca a Hernán, encontrará
en él a un cómplice que siempre lo apoyará en sean cuales sean sus
decisiones, al contrario de Caridad. El muchacho habla entonces con
su padre, le pide que sea sincero con él y le cuente la verdad.
Hernán no quiere mancillar el honor de Caridad, pues a pesar de todo
la quiere, mas el hijo le suplica que lo haga. Él entonces le dice
que su madre fue burlada por un individuo en el pasado y que de esa
relación nació Rebeca.
Diego se estremece y Hernán continúa, revelando que Caridad luego mantuvo un amorío con un hombre
casado, con mucho dinero, al cual presionó para que se divorciara,
pero este murió antes de hacerlo y la dejó embarazada de Lucía,
situación que llevó a la mujer a aceptarlo a él como marido, pues
la ama desde que son adolescentes, aunque sabe que nunca ha sido
correspondido. Diego entonces descubre el esfuerzo y sacrificio
silencioso que su padre ha hecho, callando por el honor de una mujer
que no lo ama y luchando por sacar adelante a dos hijas que en
realidad no son suyas. Le pide perdón, lo abraza y le promete que a
partir de ahora las cosas cambiarán. Por ello cuando habla con
Andrea y esta le dice que su padre ha hecho mancuerna con una
constructora, el chico acude a Esteban y le pide que de trabajo a su
padre, al quien el chico entera de la oportunidad que le ha buscado.
Hernán sin embargo se resiste a tomar lo trabajo, lo que despierta
nuevas dudas en el muchacho, que le pide que no lo defraude ahora que
se ha acercado a él y le tiene confianza. El padre acepta con la
condición de que Caridad no se entere y luego de acudir a hablar con
Esteban, obtiene la oportunidad de su vida, como arquitecto.
Sara
tiene los ojos puestos en Rodrigo y esto lo sabe Gustavo, quien le
aconseja que, aunque el hombre sea años menor que ella, es un buen
partido y pertenece a una buena familia, por lo que la alienta para
que lo enamore. Él mismo pone de su parte pues pide al empleado que
acompañe a su hermana a un viaje para ultimar detalles de la boda
entre Mónica y Lino, el cual se hunde en alcohol y lleva serenata a
Rebeca, a la que suplica que no lo deje, ya que está decidido a
romper su compromiso con Mónica. La muchacha lo rechaza y le dice
tener una relación con alguien mucho mejor y libre. El pobre Lino
sufre y va a dar al bar de La Morena, donde es atendido por la
mujer, quien le asegura que se ha librado de una suegra, contándole
el pasado oscuro de Caridad, mismo que escucha Chucho, el cual desea
contar lo que sabe a Lucía, pero Edwin lo impide y se lo lleva a la
cama, donde le recomienda que calle si no quiere hacer daño a su
amiga.
Sara
comienza a cambiar su apariencia con el único fin de seducir a
Rodrigo, al que pide asesoría en algunos asuntos personales. Mónica
se da cuenta de esto y apoya a la tía para que enamore al empleado
de su padre, mas le deja claro que, si no lo logra, no se de por
vencida, pues es bella y seguramente encontrará un hombre que la
ame.
Caridad
echa en cara a Hernán el ser un don nadie que no vale la pena, al
que se unió para que se hiciera cargo de sus hijas, las cuales no
han sido para ella más que un estorbo. No sabe que Diego la escucha
y se sorprende cuando el hijo aparece para defender a su padre y
despreciarla a ella. La rechaza, le recrimina el haberse ensañado
con Lucía y Rebeca para desahogar sus fracasos y le exige que le
diga quienes son los verdaderos padres de las muchachas. Caridad
calla y, segura de que Hernán ha envenenado al hijo contra ella,
jura que se vengará. Sale en busca de Bonifacio, quien la presiona
para que le entregue a Rebeca, pues sabe de la serenata que esta
recibió. La madre entonces decide tenderle una trampa a su hija,
logrando que el asqueroso hombre la haga suya, por la fuerza. Esto
llena de gran dolor a la muchacha, que se niega a salir de casa y
despierta sospechas en Clemencia y Lucía, a quienes la víctima no
dice lo que le sucedió.
JULIO
2024. Caridad pelea con Bonifacio, pues este no le da todo el dinero
que le prometió, pues asegura que Rebeca no era virgen. Llena de
rabia, la mujer vuelve a casa para abofetear a la hija y acusarla de
ser una cualquiera. La ofuscada chica le asegura que ella no tuvo
culpa de nada y que Bonifacio la violó. Al escuchar esto, Hernán
sale de inmediato para buscar al hombre, al que golpea vilmente, al
punto de casi matarlo. Sin embargo Jorge y Mario lo han seguido e
impiden que cometa un crimen. Hernán llora ante ellos y les dice lo
que el asqueroso agiotista le hizo a Rebeca, de lo cual Clemencia
está convencida que Caridad es responsable, por ello la enfrenta y
la acusa. La hija le pide que ya deje de meterse en sus asuntos y le
haga el favor de morirse, temiendo cuando la anciana, sonriendo,
perversa, le dice que hay una verdad que su amado Diego ignora y de
la cual se enterará. Es por ello que Caridad acude al mercado y
compra unas yerbas y pastillas con las que prepara un menjurje que
comienza a depositar en las comidas y bebidas de su madre, con el fin
de envenenarla y hacer que muera.
Rebeca
sufre por su violación y se niega a ir a trabajar. Lucía acude a la
empresa y habla con Rodrigo, quien ve en ella a una chica inocente y
buena por la que queda apasionado, así que le ofrece que sustituya a
la hermana mientras esta se recupera de la supuesta enfermedad que
tiene. Al enterarse, Flavio toma la decisión de buscar a la afectada
y conoce frente a frente a Caridad, quien al saber quién es lo trata
con cordialidad y felicita a Rebeca por haber tenido la inteligencia
de haber enredado a un Villavicencio. Le aconseja que se embarace de
él y lo obligue a casarse con ella, abofeteándola cuando la hija le
pregunta si ella hizo lo mismo con sus amantes. Rebeca le deja claro
que ella se casará por amor, no por ambición y que, aunque se
casara con un millonario como Flavio, jamás compartiría nada con
ella, que no merece más que desprecio. La madre sale de casa y
sorprende a Hernán desahogando sus penas con La Morena, a quien la
mujer acusa de ser una ramera que sedujo a su marido. La cantinera no
le teme y le dice que no hay peor ramera que ella, que ni siquiera
cobró por sus servicios. Le recuerda que nadie olvida que fue de
cascos ligeros desde joven y que tiene puro hijo bastardo. Caridad
cachetea a su vecina, quien le devuelve el golpe. Luego La Morena
habla con Jorge del pasado y de cómo a este lo abandonó la esposa,
con todo y su hijo, para ir a buscar su suerte. Él lamenta no haber
podido hacer nada para que su matrimonio funcionara y lamenta que su
hijo esté condenado a ser un simple mecánico como él.
La
enamorada Andrea decide entregarse a Diego, quien la hace suya. Ella
disfruta del momento y él le promete que una vez que se gradúe como
médico y haya cursado su especialidad, se casará con ella, que ha
mostrado mejoría en su salud, lo que ha llenado de gran felicidad a
su familia.
Hernán
intenta acercarse a Rebeca, quien lo rechaza. Él asegura qurerla y
desear ayudarla pues está consciente del sufrimiento que Caridad le
causa. La muchacha entonces le exige que le diga el paradero de su
padre, el cual ella está convencida que es un millonario, pero e
padrastro calla, convencido de que es mejor que la identidad de quien
engendró a la chica no se revele.
Entonces ella lo insulta y le
grita cuanto lo desprecia, para luego buscar a Lino, quien se niega a
verla por estar en brazos de Mónica. Da por terminado lo que hubo
entre ellos y le pide que, por el bien de todos, se aleje de su mejor
amiga.
Ángela
busca a Lucía y al no encontrarla en casa habla con Rebeca, a quien
nota igual de apagada que ella. Se atreve a preguntar si la han
violado y cuando la otra, exaltada, le pregunta cómo lo sabe, se
sorprende al escuchar a la amiga de su hermana decirle que ella la
entiende, pues ha pasado por lo mismo, y es presa constante de su
atacante.
Caridad
visita la tumba de Ignacio y lamenta que sus sueños no se hayan
cumplido. Con llanto le asegura que ha intentado hacer todo lo
posible por sus hijos, pero a veces sentir que el mundo se le viene
encima. Aparece detrás de ella Esteban, quien la echa luego de
decirle insultos muy graves. La mujer no tiene más que marcharse con
el rostro agachado y lleno de lágrimas. Afuera del cementerio llora
amargamente y maldice a todos los que la han humillado, comenzando
por Vicente, el infeliz que marcó su destino.
Al
paso de unas semanas se celebra la boda entre Mónica y Lino, donde
la presencia de Rebeca incomoda a Beatriz, quien no hace más que
despotricar contra la muchacha, misma que rechaza las caricias de
Flavio, el cual no entiende qué es lo que le sucede. Le pide que sea
su novia formal, pero ella se resiste. A esta celebración han
acudido los padres de Rodrigo: Noemí y Víctor Ibáñez, quienes se
asombran por la reputación de Rebeca, a la que Beatriz hace ver como
una mujerzuela, a pesar de que Flavio y Andrea aseguran que la chica
es buena. El matrimonio pregunta a su hijo si esto es verdad y él
asegura que al menos como colaboradora Rebeca es excelente y él está
enamorado de su hermana menor. Sin embargo Beatriz no está de
acuerdo en esto y busca el momento para fastidiar a la muchacha, a la
que insinúa que su madre es una golfa. La chica, sintiéndose
humillada, decide abandonar la fiesta y al volver a casa reprocha a
su progenitora el ser una sombra para que ella sea feliz, gritándole
cuanto la odia. Es apoyada por Clemencia, quien asegura a Caridad que
su pasado ha comenzado a alcanzar a sus hijos y estos nunca podrán
ser felices debido a ella, que se niega a ser culpable y de nueva
cuenta discute con Hernán, ante el cual reconoce que lo aceptó por
creer que llegaría lejos, sin imaginar que le daría una vida de
miseria. Él le hace ver que se ha hecho cargo de la educación y el
sustento de sus tres hijos, pero a Caridad eso no le importa y solo
piensa en ella y todas las privaciones que ha padecido desde joven.
Mario
comienza a sentir el rechazo de Lucía, la cual se ha apasionado por
Rodrigo sin sospechar que este ha comenzado un idilio pasional con
Sara, la cual se siente plena, feliz y llena de dicha. Sin embargo se
ha obsesionado tanto con el hombre, que comienza a controlarlo,
temerosa de perderlo. Él a su vez se porta galante con Lucía, a
quien en la oficina seduce, hasta que un día repentinamente la besa
y le pide que sea su novia. Ella acepta y cuando el hombre la lleva a
casa son sorprendidos por Mario, el cual arma una escena de celos a
la chica, quien termina con él. El chico se desahoga con Jorge,
el cual está convencido de que las hermanas Sandoval sin iguales a
su madre. Le pide al muchacho que ponga los ojos en Ángela, quien
siempre lo ha amado, es buena y dedicada, ya que además de trabajar
con Bonifacio ayuda a Irma en el puesto de tamales, donde lo invita a
cenar, insinuando a las mujeres que entre su hijo y Lucía ya no hay
nada. Sin embargo todos notan que esto en vez de alegrar a Ángela,
la entristece.
Flavio
sigue pensando en Rebeca y la busca visitarla, pero la chica se
resiste a verlo. No sabe que lo ha seguido Esteban, el cual se lleva
una sorpresa cuando ante él aparece Caridad, quien con descaro le
dice que es una coincidencia que luego de tantos años la historia se
vuelve a repetir. Para afectarlo, le dice que Rebeca es la hija de
Ignacio, lo que lleva al hombre a enterar de inmediato a Beatriz, la
cual exige a Sara que haga algo para que su hermano eche a la
empleada. Este sin embargo se opone y deja claro que no accederá a
los caprichos de los Villavicencio. Habla de esto con Rodrigo, el
cual comete una indiscreción con Lucía, quien asombrada acude a la
hermana para decirle que ya sabe quién es su padre: Ignacio
Villavicencio, y que este está muerto. Rebeca entonces acude a
Rodrigo para preguntarle si hay manera de que pueda reclamar la
herencia de su padre, pero al no estar reconocida y ser mayor de edad
es algo casi imposible.
Irma
desahoga con La Morena todas las peripecias por las que pasa debido a
que está endeudada con Bonifacio. La cantinera le propone que
trabaje en el bar, asegurando que en el sitio no hay prostitución ni
drogas como todos piensan. Lo cierto es que no sospecha que Edwin es
un distribuidor no solo en el bar, sino en todo el barrio, y esto
pronto lo descubre Chucho, quien le pide que se detenga, pero el otro
le asegura que, si entra al negocio, pronto tendrán mucho dinero
para darse la vida que siempre soñaron. Hacen el amor y Edwin da a
Chucho a probar droga, asegurando que con ello sentirá mayor placer.
Luego el amoroso y dedicado amante habla con Mario de los
sentimientos que Ángela tiene hacia él desde siempre y le pide que
le de una oportunidad, pero el mecánico insiste en que es Lucía a
la que ama. El amigo le asegura que Lucía y Rodrigo han comenzado un
romance, por lo que el enamorado espera a su amada en el barrio y
arma una escena al otro, al que golpea cuando lo ve besándola. Lucía
le exige que la deje en paz y le revela que ya no lo ama. Mario sufre
y en venganza busca a Ángela, extrañándose cuando esta no deja que
la toque.
Esteban
invita a Víctor a dar un vistazo a su proyecto arquitectónico y
cuando el invitado es presentado con Hernán, ambos quedan
asombrados. El otro les pregunta si se conocen pero ellos lo niegan.
Luego Hernán hace saber a Clemencia sus sospechas sobre ese hombre,
pues le ha recordado mucho a alguien del pasado. Por su parte Víctor
tiene un altercado con su esposa, Noemí, quien lo presiona para que
haga negocios con Esteban y Gustavo, recordándole que se han gastado
su pequeña fortuna dándose una gran vida, y pronto quedarán en la
calle. Él habla con Gustavo, al que propone un negocio, y al estar
en casa de este Sara lo entera de que Rebeca es hija de una mujer de
mala reputación: Caridad Araujo. El hombre queda perplejo.
Noemí
se siente feliz por la relación entre Rodrigo y Sara, pero cuando
descubre que el hijo también ha enamorado a Lucía, asegura a Víctor
que hará lo imposible para separarlos, ya que la muchacha es hija de
Caridad Araujo. Asombrado, el hombre habla con su hijo, quien le
cuenta toda la historia de esa mujer y su familia, por lo que el
hombre busca a Hernán, para saber mucho más, alarmándose cuando
este le dice conocerlo del pasado, pero no recordar de donde.
Lino
y Mónica no se entienden como matrimonio, pues él no puede hacerle
el amor. Para evitar sus reproches, se encuentra con Edwin, quien le
entrega drogas con las que el marido se olvida de todo y recuerda la
pasión que sentía cuando estaba con Rebeca, a la que busca e
intenta besar. Ella sin embargo lo rechaza y reacciona de manera
violenta. Esto hace sospechar a Clemencia, quien está convencida de
que a su nieta le sucede lo peor y la acorrala hasta que esta le dice
lo que le hizo Bonifacio. La anciana culpa de esto a Caridad, a la
que exige que le diga cuanto dinero recibió del hombre. Esta asegura
no saber nada pero la anciana se las ingenia para encontrar el
dinero, mismo que da a Rebeca para que busque un abogado y denuncie a
su atacante, al que luego la vieja busca para decirle que sabe lo que
les ha hecho a su nieta y a Ángela, y estar decidida a hablar con
Irma y llegar a las últimas consecuencias para que él pague por lo
que ha hecho. El hombre la empuja, azotándola contra una pared,
provocándole la muerte. Llama a una ambulancia y da un falso
testimonio cuando llega la policía. La muerte de Clemencia parece no
doler a nadie y Caridad parece feliz ante la muerte de su
progenitora, pues se siente liberada de ella. Sin embargo, al buscar
el dinero que recibió de Bonifacio y descubrir que lo ha perdido,
cree que fue Clemencia quien se lo robó, por lo que la maldice. Cual
es su sorpresa, cuando luego de enterrarla, con toda la familia
reunida, Rebeca los entera de lo que Bonifacio le hizo y estar
decidida, junto con otra de sus víctimas, a denunciarlo y buscar que
se haga justicia. Caridad se lo prohíbe, pero la hija ya está
decidida y es apoyada por los suyos, sobre todo por Hernán y Diego,
quienes acuden al violador para destrozar su negocio y advertirle que
las mujeres del barrio no están solas. Él maldice a Rebeca y jura
que se vengará. Echa a la calle a Ángela y acude a Irma para
exigirle que abandone la vivienda que le renta. Estas no tienen a
donde ir y al enterarse, La Morena pide ayuda a los vecinos y Rebeca
le cuenta lo que sucede, por lo que habla con Irma para decirle que
su hija fue violada por el hombre. Las cinco mujeres se unen para
tender una trampa a Bonifacio y así tener pruebas para denunciarlo.
Noemí
advierte a Sara que debe tener cuidado con Lucía, la cual se le está
metiendo por los ojos a Rodrigo. Ambas acuden a la empresa para
sobajar a la muchacha e intentar lograr que renuncie. Las descubre
Gustavo, el cual exige a su hermana que no mezcle sus asuntos
personales con los de la empresa. La mujer sin embargo asegura que
las hermanas Sandoval tienen la estirpe de su madre y que son una
golfas. Al enterarse de esto, Rodrigo enfrenta a su madre y le exige
que no se meta en su vida y rompe su relación con Sara, a quien
aconseja buscarse un hombre de su edad.
Diego
escucha a los Villavicencio hablar mal de su madre y ante ellos la
defiende, asegurando que la mujer ha sufrido mucho. Confiesa que la
conoce bien y que es su madre, por lo que la impactada Beatriz lo
echa de su mansión de inmediato, rompiendo el corazón de Andrea, a
la que se da aviso de que nunca más lo volverá a ver.
La
Morena se lleva una sorpresa al ver frente a ella a Vicente, que no
es otro que Víctor, quien le pide que le diga si Rebeca es su hija.
Al saber que sí, aparece ante Caridad, quien no puede creer que lo
vea después de tantos años. Lucía los sorprende y revela a su
madre que ese hombre es el padre de su novio. La mujer, estremecida,
le prohíbe que vuelva a ver a Rodrigo, al atar cabos y descubrir que
su gran amor ya estaba casado cuando la conoció, pues este es mayor
que su hija.
Sufre, lo maldice, mientras que Lucía se desahoga con
Chucho y Ángela, quien les revela que Bonifacio la violó al igual
que a Rebeca, pero en distintas ocasiones, por lo que junto con la
otra ha decidido tenderle una trampa. Y la ejecutan cuando,
desesperada, la chica busca al hombre para pedirle dinero prestado,
grabando todo en su teléfono. Este accede solo a prestarle unos
pesos a cambio de placer y se abalanza sobre ella. La chica pone
resistencia, pero este le pide que ahora no se haga la rejega, pues
ya la ha hecho suya otras veces. En ese momento aparecen Rebeca, La
Morena y Irma, acompañadas de agentes policiales que detienen al
hombre, el cual asegura que Ángela se le insinuó. Esta muestra el
vídeo a los policías y entonces junto con Rebeca lo denuncia,
sorprendiéndose cuando al paso de los días, cuando se corre la voz
en el barrio, muchas otras se presentan a denunciar al hombre, el
cual es encarcelado y sometido a juicio.
Caridad
se atormenta por el pasado y le dice a Hernán que ha dicho a Rebeca
que Ignacio fue su padre. Este le reprocha ir de mentira en mentira y
considera que ha llegado el momento de hablar de la verdad con sus
hijos. La mujer se niega, pues teme al desprecio de Diego, su
consentido. Asombrado, Hernán no comprende como la esposa puede
preferir no lastimar a quien no lleva su sangre en vez de sus propias
hijas. Ella le exige que calle y jura que el muchacho jamás se
enterará de la verdad de su origen.
La
Morena se sorprende al saber que su bar está siendo vigilado por la
policía y teme a que todo se trate de una represalia de Bonifacio.
Se desahoga con Jorge, el cual está convencido de que hay algo más.
Al escucharlos, Chucho pide a Edwin que deje de vender drogas en el
barrio pero este ya no puede salirse del negocio y en su desesperación
está a anda de golpear al homosexual, el cual es defendido por
Diego, a quien Chucho revela lo que está sucediendo, por lo que el
otro le pide que hable con La Morena, antes de que los negocios de su
hijo perjudiquen el bar, mismo en el que Irma comienza a trabajar con
tal de ganar dinero. La morena le asegura que ganará mucho más que
vendiendo tamales y atole, aunque Ángela no está de acuerdo con
este trabajo.
Flavio
no deja de pensar en Rebeca y Esteban le deja claro que jamás
aceptará que se enrede con esa mujer, asegurándole que es su prima,
la hija bastarda de su tío Ignacio. El hijo entonces acude a
Paulina, a la que pide que le diga la verdad y esta se lo confirma,
logrando que se atormente. Él se desahoga con Andrea, quien está
segura de que su familia miente para separarlos de las personas que
aman.
Sara
sufre por el rechazo de Rodrigo y Mónica le pide que luche por él y
haga hasta lo imposible por recuperarlo. La mujer sin embargo es
orgullosa y no está dispuesta a rogarle, mas tampoco a dejar que
Lucía se salga con la suya, por eso lo visita en su oficina y le
lleva un café, donde habla con él serenamente para decirle que ha
aceptado que no pueden ser nada más que amigos. Insiste para que se
termine el café y luego se marcha. Pronto el hombre se siente mal y
cae al suelo, muerto. Es Lucía quien lo encuentra y de inmediato
llama a una ambulancia. El hombre es llevado al hospital, donde se
encuentra entre la vida y la muerte. Al llegar, Noemí exige a la
chica que se marche y no vuelva a acercarse a su hijo.
Víctor sin
embargo muestra empatía por la chica, a la que dice conocer a su
madre desde hace muchos años, y saber cuanto ella y Rebeca han
sufrido, pues La Morena lo ha puesto al tanto de cómo Caridad ha
tratado a sus hijas y por qué. La muchacha acude a la cantinera y le
pide que le diga la verdad, asombrándose cuando esta le aconseja que
pregunte a sus padres por esa verdad que les han ocultado a ella y
sus hermanos durante tantos años.
Víctor
asegura a Esteban que Caridad es víctima de muchas circunstancias y
que sus hijas no tienen la culpa de lo que son debido a la mala
suerte de su madre. Cuando el amigo le asegura que Rebeca le encanta
y que no descansará hasta hacerla suya, el hombre lo toma de la ropa
y con enojo le prohíbe que intente dañar a la muchacha, revelándole
que él es su padre. Esteban no puede creerlo y Víctor le cuenta
cómo engañó a Caridad, bajo otra identidad, para lograr que ella
se entregara a él, prometiéndole muchas cosas que no le cumplió al
saberla embarazada y abandonarla, pues no quería perder la familia
que ya había formado con Noemí. Sorprendido, el amigo hace cuentas
y se asombra, pues es posible que Diego o Lucía sean hijos de su
hermano Ignacio. Todo se complica cuando se descubre que Andrea está
embarazada de Diego, por lo que el desesperado padre le cuenta lo que
sabe a Paulina y Beatriz, quien considera que todo es culpa de
Caridad. Esta vez Esteban reacciona y asegura a su madre que todo es
culpa de Ignacio, pues fue él quien faltó a su matrimonio con
Teresa, a la que ellos negaron toda ayuda una vez que quedó viuda y
desapareció, tal y como se lo pidieron. Beatriz se niega a aceptar
la responsabilidad de su difunto hijo, mas Paulina apoya a su marido
y habla con Andrea, a la que revela que existe la posibilidad de que
Diego sea su primo hermano. La muchacha sufre, cree que todo se trata
de una calumnia de su familia, y busca la manera de enterar al
muchacho, el cual se desahoga con Mario y Jorge, quienes a su vez
enteran a Hernán, quien harto del sufrimiento de sus hijos convoca a
una cena, donde les dice que Caridad tiene algo qué decirles. La
mujer se resiste a hablar, pero el marido la acorrala y, ante su
negativa para decir una sola palabra, él revela que no es padre
biológico de ninguno de ellos. Rebeca revela que ya lo sabía y
exige a su madre que diga la verdad, pero Caridad solo puede ver el
fantasma de su madre, Clemencia, riéndose de ella. Grita estar harta
de todos, de su vida, de su miseria, pero los hijos la acorralan.
Ella entonces revela los amoríos que tuvo y lo desafortunados que
fueron, de los cuales ella tuvo a Rebeca y Lucía, quien se sorprende
al saber que en sus venas corre sangre Villavicencio, pero cuando
Diego pregunta quién es su padre, Caridad llora amargamente y le
dice no saberlo, pues a él lo recogió días antes de casarse con
Hernán. El chico no le cree, pero siente alivio ya que no es un
Villavicencio.
Diego le cuenta a Andrea lo que ahora sabe del pasado de
Caridad. La muchacha entera a su familia de que es Lucía hija de su
tío Ignacio y esto hace que Beatriz sufra un ligero infarto. Luego
pide hablar con su nieta, a la que pide perdón por no haberla
apoyado, al creer que su hijo había sido víctima de la ambición de
Caridad. La chica asegura no tener nada qué perdonarle, pues
finalmente nunca la conoció. Se topa con Rodrigo, quien le pide que
hablen, pero ella lo rechaza y más tarde cuenta a Caridad de quién
es hijo este hombre. La mujer se asombra y le confiesa que ese
muchacho es hermano de Rebeca.
AGOSTO 2024. Tras
una serie de careos con sus víctimas, Bonifacio se declara inocente
de todos los cargos que se le imputan, pero las pruebas son
suficientes y un juez lo halla culpable. El violador es condenado a
muchos años en prisión, así como un pago para la terapia
psicológica de sus víctimas. Él jura a Rebeca y Ángela que se las
pagarán en cuanto salga de la cárcel y, negándose a darles un solo
peso, luego de ser abusado por los internos que le cobran sus
fechorías, toma la decisión de suicidarse, colgándose en su celda.
Al
enterarse de la verdad sobre las hijas de Caridad, Jorge pide a Mario
que abandonen el barrio pues ahora menos que nunca Lucía estará a
su alcance. El muchacho se desahoga besando a Ángela, en la que
despierta ilusiones, por lo que empieza una relación con ella,
causando la tristeza de Lucía, quien cree que aun siente algo por él
y la cual es aconsejada por Caridad para que saque provecho de los
Villavicencio. La hija asegura que eso no sucederá nunca y que jamás
desconocerá como padre a Hernán, quien ha hecho maletas para irse
de casa ahora que sus hijos saben la verdad, pues Caridad no le
perdona que la haya acorralado y lo ha echado. Sin embargo Rebeca,
Lucía y Diego le piden que se quede y lo abrazan, reconociéndolo
como su padre, al que admiran por todos los insultos y humillaciones
que padeció y el esfuerzo que ha hecho para sacarlos adelante. Él
llora ante la sorpresa, pues jamás creyó que lo considerarían tras
enterarse de la verdad.
Mónica
descubre los vicios de Lino, a quien Gustavo presiona para que
encuentre un trabajo, pues lo ha investigado y descubrió que su
familia está en la ruina. Le deja claro que él no ayudará a los
suyos y mucho menos a él, si insiste en quedarse en casa, durmiendo
hasta tarde y salir de fiesta cada fin de semana, dejando sola a su
hija. Todo empeora cuando el adicto hace el amor a su esposa y la
llama "Rebeca", pues así la entera de la aventura que tuvo
con su amiga, a quien la casada busca para exigirle que le diga la
verdad. Esta acepta que tuvo una relación con Lino, la cual terminó
cuando él se comprometió formalmente con ella. Mónica la abofetea
y le exige que nunca más la vuelva a buscar, pues su amistad ha
terminado. Esto también ocasiona que, por petición de la ofendida,
Gustavo prescinda de Lucía en la empresa. Al enterarse, Caridad ve
en un espejo al fantasma de Clemencia, culpándola de lo que ha
sucedido y burlándose de ella, pues las hijas llevan su estirpe de
mujerzuela. La protagonista rompe el espejo, asegura que ella no es
ninguna cualquiera y que solo soñó con ser feliz con quien amó y
le pudo dar todo lo que siempre soñó. El fantasma, aun así, se ríe
de ella.
Rodrigo
busca a Lucía y esta lo rechaza para revelarle que su padre engañó
a Caridad y que de ese engaño nació Rebeca. El hombre enfrenta a
Víctor delante de Noemí, quien cree que la acusación de su hijo es
grave, mas se asombra cuando el marido acepta que hace años enamoró
a Caridad, enloquecido por su belleza, pero la abandonó al saber que
esta esperaba un hijo suyo, con la esperanza de que, al saberse sola,
esta lo abortara. Dice estar muy arrepentido y decidido a reparar el
daño y entonces Noemí le recuerda que viven del dinero que le
heredaron sus padres y no le dará un solo centavo para que él ahora
se haga el héroe con su hija bastarda, misma a quien Rodrigo busca
para que hablen, reconociéndola como hermana y brindándole todo su
apoyo.
Luego el muchacho busca a Sara y le pregunta por qué intentó
matarlo, ya que en el hospital se enteró de que el café que ella le
llevó contenía una sustancia mortal. Ella le asegura estar enferma
de celos, pues nunca nadie puso los ojos en ella hasta que lo conoció
y siente celos de Lucía. Él le cuenta que ahora puede ver a esa
muchacha como una hermana y le dice la verdad sobre Rebeca.
Sarcástica, Sara ríe, pues cree que Caridad Araujo no perdió el
tiempo y subo enredar muy bien a hombres que la pudieran sacar de su
miseria.
Flavio
busca a Rebeca y le pide que soluciones las cosas. Ella le confiesa
que vio en él la oportunidad de engatusarlo y llevar una buena vida,
pero en el fondo no lo ama. Le pide que la olvide, que ponga los ojos
en alguien más, pero el muchacho no puede, pues no deja de pensar en
ella.
La
policía irrumpe en el bar de La Morena para hacer un cateo. Ella no
entiende lo que sucede y entonces Chucho le cuenta de los negocios en
los que Edwin se ha metido. Ella alerta al hijo de lo que sucede y
este se da a la fuga. La policía no encuentra nada en el bar ni en
la casa de la mujer, quien sufre por los malos pasos de su muchacho,
el cual acude a Diego para pedirle que le guarde su mercancía, con
engaños, mientras que la madre se desahoga con Irma y Jorge, quienes
han hecho gran amistad pues él acude constantemente al puesto de
tamales para cenar. Esto hace sospechar a La Morena y Chucho que
entre esos dos está naciendo algo más que una amistad, lo cual
ignoran Ángela y Mario, quien no deja de pensar en Lucía y vuelve a
sentir un gran amor hacia ella al enterarse de que ha roto su
relación con Rodrigo. La busca y esta se lo confirma, por lo que
intenta besarla. Ella se resiste, pues no quiere hacer daño a
Ángela.
Caridad
habla de frente con Víctor, al que dice todo lo que sufrió por su
causa y como en medio de la desesperación y la presión de su madre,
accedió a ser la amante de Ignacio, el cual estuvo a punto de
divorciarse y casarse con ella, pero murió. El hombre le pide perdón
por lo que le hizo, pero ella no se lo perdona y le hace ver que fue
gracias a él que todo su calvario comenzó el día que él la
engañó.
Esto hace
comprender a Hernán que él nunca será suficiente para la esposa y
se desahoga bebiendo con La Morena, quien le aconseja que deje a
Caridad y busque rehacer su vida. El hombre sin embargo cree que es
demasiado tarde para eso. Se emborracha, deambula por las aceras,
confundido, y al cruzar una calle es arrollado por un automóvil. Es
llevado de emergencia a un hospital, donde pierde la vida, causando
gran dolor a sus hijos, los cuales no comprenden la frialdad de
Caridad, la cual cree que dentro de toda la tragedia se ha quitado un
peso de encima, mas sufre una vez que el fantasma de Clemencia la
acorrala, la burla y la juzga por sus acciones y por haber sido la
peor de las esposas, además de mal agradecida.
Lino
no cambia y pelea constantemente con Mónica, quien decide que lo
mejor será que se divorcien luego de que el marido intenta besar a
Sara. La decisión de la mujer es apoyada por Gustavo, quien mueve
sus influencias para que el matrimonio sea disuelto y echa al yerno
de la casa. Este busca a Rebeca, a la que asegura que no ha olvidado
y que se ha divorciado de Mónica para estar con ella. Emocionada, la
mujer lo besa y decide entregarse a él, pues sabe que es el amor de
su vida.
Beatriz
ha decidido reconocer a Lucía pero ni Esteban ni Paulina están
dispuestos a que sus hijos pierdan la herencia universal de la
abuela, por lo que engañan a la mujer para que firme un poder
notarial. Ella lo hace y pide ver a Diego, al que pide perdón por
haberlo juzgado mal, agradeciéndole el devolver la salud y la
felicidad a Andrea, quien se emociona al verlo. Los muchachos se
besan y luego ella sufre cuando Paulina la entera de que la llevará
a practicarse un legrado, pues no puede parir al hijo de un pobretón.
La chica pide ayuda a Flavio, quien da aviso a Diego y entrega a la
hermana el suficiente dinero y una tarjeta de crédito para que huya
lejos con su amado. Los enamorados se dan a la fuga, sorprendiendo a
sus familiares, pero llenando de alegría a Beatriz, quien siente
orgullo de que al fin una mujer de su familia haya decidido su propio
destino. Sin embargo su felicidad termina cuando Caridad aparece ante
ella para exigirle que haga todo lo posible por encontrar a los
muchachos, los cuales no pueden estar juntos. Le revela que Diego es
hijo de Ignacio y Teresa, y que esta se lo entregó días después de
nacido.
Rebeca
busca a Mónica para decirle que ha decidido regresar con Lino, ahora
que este está divorciado. La ex amiga le desea que sea feliz pero
pronto aparece Sara, quien se ríe de la chica y le asegura que Lino
no le pidió el divorcio a su sobrina, sino al contrario, pues es un
vago y drogadicto que no sirve para nada y no tiene dinero. Le
aconseja que, si desea escalar socialmente, busque otro partido. Ella
se desahoga con Rodrigo, el cual está decidido a ayudarla a pesar de
la oposición de Noemí, la cual no perdona la infidelidad de Víctor,
al que pide el divorcio.
Mario
confiesa a Ángela que sigue enamorado de Lucía y por más que
intentó amarla a ella, no pudo. La chica sufre, mas acepta que ha
perdido y le desea toda la felicidad. Se desahoga con Irma, quien le
propone que ambas se marchen al sur del país, donde tienen familia y
pueden crecer con la venta de sus tamales o conseguir mejores
oportunidades. La muchacha acepta y ambas se marchan una noche, sin
despedirse de algún vecino. Cuando Jorge se entera, sufre, pues
jamás pudo confesar su amor a Irma. Enfurece cuando Mario le cuenta
lo que hizo por amor a Lucía.
Flavio
intenta comunicarse con Andrea, pero esta no le responde el teléfono,
decidida a dejar todo atrás. El muchacho entonces se desahoga con
Rebeca, quien le dice saber en donde se pueden encontrar, puesto que
su hermano siempre soñó con ir a una playa. Los dos viajan a ese
lugar, en busca de los enamorados, sin poder encontrarlos.
Luego
de muchos años, Teresa aparece ante los Villavicencio y Beatriz la
recibe con una fuerte bofetada. Le reprocha el no haber dejado a su
hijo con ella y la mujer le revela que no quiso que Diego creciera a
sus faldas, como lo hizo Ignacio y lo sigue haciendo Esteban hoy en
día. Revela que desapareció porque supo que la despojarían de todo
lo que era de su marido y se ensañarían con ella en cuanto diera a
luz a su hijo. Hace ver a Beatriz que ella es la responsable de la
infelicidad de los suyos, pues ha querido dirigir las vidas de todos
a su voluntad. La recién aparecida se asombra al enterarse de que
Diego y Andrea han escapado juntos y que esperan un hijo, sin saber
que son medios hermanos. Esteban y Paulina la responsabilizan de esto
y ella, cínica, se ríe, pues sabe que los Villavicencio siempre
buscan culpables de sus propios errores. Les revela que ha regresado
por su hijo y luego de ello se presenta ante Caridad, a la que
entrega en un maletín el dinero que le prometió por haber cuidado
de Diego. Mientras cuenta el dinero, la dulce madre se llena de
felicidad, asegurando que se sacrificó por el muchacho y privó de
todo a sus hijas, por preferirlo a él y darle todo, incluso una
carrera como médico.
Lino
se ve con Edwin y luego de drogarse se ofrece a llevarlo a recoger la
mercancía que dejó en manos de Diego, quien contesta el teléfono a
su amigo y le hace saber que no se encuentra en la ciudad, mas le
dice donde ha guardado su encargo. Sin embargo al manejar, Lino se
asusta cuando la policía comienza a perseguirlos y al perder el
control del automóvil se estampa contra un poste de luz y pierde la
vida, mientras que el otro es enviado al hospital, llenando de
angustia a La Morena, a quien Jorge y Chucho brindan todo su apoyo,
sobre todo este último, que sabe que Edwin teme por su vida pues el
jefe de la banda criminal a la que pertenece lo está buscando. Y no
hace mal en temer, pues cuando los halcones de esta banda se enteran
de lo que sucede, dan aviso a su jefe, el cual al paso de unos días
manda a alguien para matar al distribuidor, ahogándolo con una
almohada. El deceso llena de dolor a La Morena, quien se siente
culpable y padece las acusaciones de Caridad, quien le asegura que
ella es la única responsable de la muerte de su hijo, el cual nunca
conoció a su padre. Se asombra cuando la cantinera le asegura que
Edwin sí conoció a su padre, pero este jamás supo que el muchacho
era su hijo, por decisión de ella misma, que lo vio tan apurado
haciéndose cargo de tres bastardos que no llevaban su sangre, que no
quiso cargarle una responsabilidad más. Caridad no lo puede creer
¡Hernán sí tuvo un hijo propio! ¡Es Edwin! ¡Pero el hombre nunca
lo supo!
Flavio
y Rebeca finalmente dan con el paradero de Diego y Andrea, quienes se niegan a regresar a la ciudad, donde todos se oponen a su amor. Cada
uno habla con su hermana y hermano, por separado, enterándose así
de que son primos hermanos. Esto los llena de profundo dolor, mas no
les importa, puesto que se aman fervientemente. Vuelven cada uno a
casa y es Diego el más afectado, por lo que exige a Caridad que le
diga la verdad. Ella se lo cuenta todo y lo presenta con Teresa,
quien asegura al muchacho que lo dejó bajo el cuidado de la mujer
mientras ella hacía fortuna. Le dice que se ha vuelto a casar, que
tiene otros hijos los cuales aun son unos niños, y que vive en el
extranjero con un hombre bueno que está decidido a ayudarlo, pues e
un millonario. Él no reacciona hasta que la mujer le revela que ya
le ha pagado a Caridad el dinero que le prometió el día que se lo
entregó, por lo que el muchacho comprende el favoritismo de la mujer
hacia él, pues sabía que, aunque tarde, saldría beneficiada.
Rechaza a su madre verdadera y acude a enfrentar a la otra, a la que
exige que le diga en donde tiene el dinero que le han entregado.
Forcejean y Rebeca y Lucía aparecen para detenerlo. Él les cuenta
todo lo que ahora sabe y las hijas no pueden creer que su madre sea
capaz de tanta bajeza. Logran encontrar el dinero, intentan quemarlo
en la lumbre a pesar de que Caridad, con llanto, les suplica que no
lo hagan, pues es su dinero. Diego entonces toma el maletín y sale
de casa, arrojando los billetes por las calles, a la gente, mientras
detrás suyo la protagonista recoge lo que cae al suelo e intenta
arrebatar a los demás lo que reclama como suyo. El hijo la desprecia
y le desea que se pudra en la miseria de la que siempre ha renegado.
Ella llora y sufre solo por ver su dinero perdido. Luego él se
presenta ante los Villavicencio y Beatriz lo abraza, pues es el hijo
legítimo de su hijo Ignacio. El chico desprecia y rechaza el
apellido y asegura que se casará con Andrea y defenderá ese amor y
a su hijo a pesar de todos. Esteban y Paulina se oponen, aseguran que
Andrea ya se encuentra en una clínica en la que le practicarán un
legrado, mas no cuentan que Flavio, decidido a ayudar a su hermana,
la saca de ese lugar y la oculta en casa de los Garay, suplicando a
Gustavo, Sara y Mónica que ayuden a la muchacha. Luego habla con su
familia y le pide que no intervengan en la felicidad de su hermana,
la cual se encuentra mal y podría morir si no se le apoya. Los
padres se rehúsan, prefieren ver a su hija muerta antes de verla dar
a luz al producto de un incesto, pero Piedad está decidida a
perdonarlo todo, pues cree que los hijos de Ignacio merecen ser
felices a costa de lo que sea. Exige a Esteban que él y si esposa
acepten que los primos se casen o de lo contrario lo dejará fuera de
su testamento. Al matrimonio no le queda más opción que aceptar y
por ello la matriarca acude a casa de los Garay junto con Diego y da
a su nieta la bendición para que se case con él, aceptando que este
rechace el apellido Villavicencio pero acepte la ayuda que la anciana
desea darle por ser su nieto. Los muchachos aceptan las condiciones y
en ese fin de semana se celebra una boda a la que acude Caridad para
felicitar a los novios. Todos en la iglesia la miran con desprecio,
sobre todo sus hijos. Es Rebeca quien la enfrenta y le pide que se
marche, pues nadie desea saber de ella luego de lo que hizo. La mujer
asegura ser la madre del novio pero aparece Teresa para recordarle
que ella es la única que tiene ese derecho. Diego asegura a ambas
que ninguna merece que la llame "madre", pues ambas son un
fiasco jugando ese papel. Les exige que se vayan y lo dejen ser
feliz. Ambas salen y pelean afuera del recinto, donde Teresa se
atreve a abofetear a Caridad luego de que esta la insulta. Por su
parte Rebeca acepta los cortejos de Flavio, quien le dice estar
perdidamente enamorado de ella, que le pide tiempo y le revela lo que
vivió con Bonifacio.
Mario
acompaña a Lucía, a quien le promete que trabajará muy duro para
darle la vida que alguien de su alcurnia merece. La chica le deja
claro que a ella no le importan ni el dinero ni las apariencias, pues
siempre ha tenido los pies en la tierra, sin embargo lo alienta para
que curse estudios universitarios y se forje un mejor futuro,
asegurando que, gracias a su abuela, ella podrá cursar un doctorado
y seguir los pasos de Hernán, dentro de la arquitectura.
Víctor
y Noemí firman el divorcio y él se despide de ella y Rodrigo, pues
regresará a su tierra natal, con los suyos. Busca a Rebeca para
ofrecerle su apoyo, siempre que lo desee y, aunque ella se lo
agradece, le asegura no necesitarlo ni tener deseos de mantener una
relación con él, ya que al único padre que conoció fue a Hernán.
La
Morena no se repone a la muerte de Edwin y Jorge la alienta para que
no baje la guardia y continúe con el bar, el cual gracias al ingenio
de Chucho se convierte en un gran cabaret que no solo atrae a a gente
mayor del barrio, sino también a la juventud, que ama el show
travesti del homosexual.
A
pesar de que quiso envenenarlo, Rodrigo propone a Sara que vuelvan a
intentarlo. Ella se siente feliz, dichosa, y celebra esto con su
familia, sobre todo con Mónica, la cual tras su fracaso matrimonial
decide viajar al extranjero, de donde no vuelve jamás.
Diego
y Andrea tienen un niño hermoso al que nombran Ignacio, causando
gran alegría a Beatriz, quien apoya al nieto para que curse una
especialidad en el extranjero, por lo que luego de unos años vuelve
con su familia para presidir un hospital que la abuela ha adquirido y
puesto a su nombre, heredándolo en vida, lo mismo que hace con
Lucía, cuando esta se casa con Mario, pues le entrega una hermosa
casa y a él un trabajo de por vida dentro de las empresas, pues ha
cursado la Universidad y se ha graduado con honores. Esto no es del
agrado de Esteban y Paulina, quienes se impactan cuando al morir la
matriarca en su testamento solo hereda a sus cuatro nietos, por lo
que también deja beneficiada a Rebeca, quien se ha casado con Flavio
y tiene tres hijos.
Lucía
es feliz al lado de Mario, quien ha logrado salir adelante y la apoya
en todo. Deciden casarse por la iglesia, decididos a estar juntos de
por vida. Mientras los enamorados se unen en matrimonio y celebran
junto a sus seres queridos, lejos de la felicidad de los suyos,
Caridad vive en medio de la pobreza y la miseria. Deambula por las
calles, pepenando en los basureros y recibiendo de vez en cuando
comida que La Morena le envía. La mujer ha vuelto su casa un
muladar, en el que ronda aun el fantasma de Clemencia, atormentándola
con sus burlas, acusaciones y maldad, asegurándole que solo está
pagando por todo lo que sembró, riéndose de ella al verla rezar,
pues le asegura que lejos está de ser una... dulce madre.
Para Helena Rojo,
D.E.P. 03 Febrero 2024,
que fue la primera en protagonizar esta historia
inspirada en Amalia, Lucy y Claudia,
quienes a su manera fueron "dulces madres"
D.E.P. 03 Febrero 2024,
que fue la primera en protagonizar esta historia
inspirada en Amalia, Lucy y Claudia,
quienes a su manera fueron "dulces madres"